En una tira de Calvin & Hobbes, el gran Bill Watterson narra el siguiente diálogo entre Calvin y la temible “Susie”:
- ¿Qué sacaste de calificación?
- Saqué una “A”.
- ¿De veras? ¡Wow! No quisiera estar en tu lugar. Yo saqué una “C”.
- ¿Y por qué rayos habrías de preferir sacar una “C” en vez de una “A”?
- He descubierto que la vida es mucho más sencilla cuando la gente no espera gran cosa de mí.
Hoy, le dedicamos esa tira cómica a nuestro querido “güero vende quesos” (que ahorita ni siquiera a eso llega). Pero, ahora que lo pienso ¿por qué le decimos“querido” a semejante abominación?
Hoy, le dedicamos esa tira cómica a nuestro querido “güero vende quesos” (que ahorita ni siquiera a eso llega). Pero, ahora que lo pienso ¿por qué le decimos“querido” a semejante abominación?
Hemos de confirmar que haber elevado las expectativas por el 86% que obtuvo la semana pasada este despreciable individuo, ha surtido el efecto deseado. Su caída es más dolorosa y la confirmación de su mediocridad genera una inevitable sonrisa que se extiende de una oreja a la otra.
Es así como todo el teatro y expectativas generadas por nuestro querido Oráculo del Norte, se vinieron abajo. En palabras de Shakespeare “Much Ado About Nothing”, en francés “Beaucoup de bruit pour rien” y en el idioma que creemos (porque no nos consta) que entiende el Oráculo de Atalayalandia: “Mucho ruido y pocas nueces”.
La semana pasada lo elevamos lo más que pudimos y el Oráculo, quién siempre ha gustado del masoquismo, aprovechó su estancia en el séptimo cielo para enviar un mensaje de texto (en su viejo celular al que se aferra por no tener mejor opción) llamándome “timorato” para después calificar de “pusilánimes” mis comentarios.
Obviamente, tales expresiones generaron en mí un sentimiento muy parecido al de los austrohúngaros cuando asesinaron a Francisco Fernando en Sarajevo. De inmediato imploré a todos los dioses para que los pronósticos del Oráculo sufrieran una caída significativa y, pese a que eso conllevó hasta la derrota de mi equipo, mis peticiones fueron respondidas: con una caída de 40 puntos porcentuales, el Oráculo del Norte consiguió un mediocre y patético 46% de efectividad en la semana 9.
Tan “maleta” es el güero que el editor de este blog (Gato Pícaro) ya ni se toma el tiempo de actualizar los resultados. En verdad da flojera escribir sobre alguien tan prosaico y vulgar, pero habremos de celebrar cuando su promedio baje más del 61% que obtuvo el año pasado. Con todo, este personaje es conocido por disfrutar sus derrotas. Es más, estoy seguro que esta semana me enviará un SMS para decirme que le gustó la entrada pese a todos los calificativos que le dedicamos (y más que nos reservamos dada la presencia de niños en el blog).
No tiene remedio el güerito y sus pronósticos mucho menos; con todo, nos da gusto que siga disfrutando su inútil vida "sencilla" bajo la filosofía de Watterson consciente de que los demás, no esperamos mucho de él.
Jajajajaj, Calvin está igualito, hasta en lo"güero vende quesos". Su caída fue tan estrepitosa que resonará por el resto de la temporada.
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