Pese a que llevo poco más de treinta y cinco años que me gusta el futbol americano, el pasado sábado 10 fui por primera vez a un juego de la ONEFA. Se enfrentaron los Pumas CU contra la UDLA en Ciudad Universitaria y fue para mí una gran experiencia haber estado allí.
Primero comenzaré con el partido. Siendo sinceros no fue un gran
juego de ninguno de los dos, ya que pese a lo abultado del marcador, 28-0 favor
UDLA, los Aztecas tuvieron tres intercepciones en la primera mitad y patearon
varias veces. Sin embargo, aprovecharon bien que la defensiva de los Pumas se
cansó de estar tanto tiempo en la cancha ya que la ofensiva felina es un
verdadero desastre. Al iniciar la segunda mitad iban 7-0, pero cuando cayó el
14-0 los Pumas se fueron para abajo. Me llamó la atención que los Azteca
tuvieron cuando menos tres lesionados, cosa que no sucedió con los Pumas. Creo
que la UDLA está muy lejos de las glorias de antaño cuando armaba equipos
verdaderamente buenos, ya que no se les vio con mucha fuerza ni a la ofensiva
ni a la defensiva; simplemente aprovecharon que el rival fue bastante malo.
De los Pumas diré que definitivamente no tienen coach. Otto Ulrike
les cambió varias veces la jugada sobre la línea, causando no solo confusión
sino mucha inseguridad entre sus jugadores, además en tercera y largo (no siete
u ocho yardas sino más de diez) mandaba jugadas tan disparatadas como optativas
ó resbaladas. No les inyectó garra, no
golpeaban, no supo levantarles el ánimo al medio tiempo cuando solo estaban a
una anotación, se veía incapaz de sacar jugadas distintas a las del plan de
juego, tanto que la ofensiva no pasó de la yarda 50 hasta la segunda mitad. En
resumen un desastre. Fue tan notoria la incapacidad del entrenador que la gente
se estaba metiendo más con él que con los jugadores y muchos en la tribuna
gritaban que renunciara. Jugando así no llegaran muy lejos.
Por otro lado, aunque no fue un juego de mucha convocatoria la
gente se comportó muy bien, hubo pocos porros, muchas familias con niños, en
general el ambiente familiar. Los policías te hablaban con respeto y se vio
mucho orden. El ambiente en las tribunas es único. Hasta ese momento entendí lo
que representa para los egresados y estudiantes Su casa de estudios (yo solo
tengo hasta la prepa), y no únicamente los de la UNAM sino también, aunque
visto a lo lejos, los de UDLA. Ver la pasión con la que gritaban “¡Goya!”, “¡a
parar, defensa a parar!”, “¡la defensiva también anota!”, “¡hay que animar a
los chavos!”, entre otros gritos, me
mostró que definitivamente el ambiente en la tribuna en muchas ocasiones supera
al de la cancha, donde puedes gritar con pasión, sacar tu estrés, donde puedes
reír con lo que dicen otros dicen, donde vives el amor a tu equipo. La comunión
de miles de personas que no se conocen pero que los une un solo sentimiento es
inigualable, aunque el resultado no haya sido el deseable. En mi caso, el juego representó compartir momentos muy agradables que nunca olvidaré con personas que quiero mucho. Qué gusto que el futbol americano logre eso.
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